viernes, 24 de julio de 2009

Una madurez de escritor, sorprendente en el primer libro del joven autor, es uno de los distintivos admirables de esta colección de cuentos, que descubre a un narrador para quien augurar futuros libros que los situarán en la mejor narrativa costeña y nacional no es ciertamente, un difícil o arriesgado vaticinio. Los dos nombres com­prometedores y los esdrújulos apellidos serán recor­dados y acatados: Rubén Darío Otalvaro Sepúlveda, recreador de personajes, ambientes y situaciones que regocijan a los lectores. A este lector, al menos, en grado sumo.
Germán Vargas
Barranquilla, Noviembre 13 de 1990








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